Oficio de lo execrable
Se erigen como jueces
los mayores corruptores
de la humanidad.
Se dicen detractores
de la vanidad…
Y de ellos… sólo las heces.
"Iglesia", tu arte es vano,
¿Dónde se halló tu fulgor
si no fue en tu adorno?
¿A dónde llevas al clamor,
absorto, sin retorno?
Tú eres lo más profano.
Siempre busqué la Claridad
y no creas que a tu Sombra,
¡Absurdo! Pero los engañaste,
la promesa de una sombra
que proyectar les entregaste
y los llevaste a tu Oscuridad,
a aquél reino de esclavos
que se esfuerzan sin siluetas,
sin sombras, pues las desdichadas
no existen ni a las puertas
de tu negrura hincadas,
sujetas a sangrientos clavos.
Esperan mayor dicha Allá.
Miserables, su vida acaba…
En fin…¿Alguna vez valió?
Su huella tu ardiente esclava
nunca reclamó, del mundo salió
construyendo tu muralla.
Eres inmortal e insaciable,
tu ejercito rico, prodigioso;
pero tu rutina es la suciedad,
aunque a tu vicio indecoroso
le pongas por nombre piedad,
compasión pura e inefable.
{¿Cómo, pues, osas execrar
con el oficio execrable?
¿Qué hay de tu pundonor
nunca inteligible?
Tu oficio impúdico
nunca tuvo castigo.
Tu astucia es insostenible.}
Alexis Azazel Emilio
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